El estudio IDEA (Intensive Diet and Exercise for Osteoarthritis) ha proporcionado a los reumatólogos abundante información sobre el impacto de la pérdida de peso sobre el dolor provocado por la artrosis de rodilla. Esta información les ha permitido elaborar un protocolo para el control del dolor, que puede resumirse en cuatro sencillos pasos. Los dos primeros pasos serían el control de factores de riesgo modificables: pérdida de peso y alimentación saludable. Los otros dos serían tratamientos no farmacológicos y tratamientos farmacológicos.
- Pérdida de peso y ejercicio. Una reducción de peso tiene una relación directa con la reducción del dolor, según los datos del estudio IDEA. No obstante, la pérdida de peso corporal no es suficiente para reducir los síntomas de la artrosis de rodilla: la práctica de ejercicio parece reducir la emisión de factores inflamatorios que contribuyen al desgaste de la rodilla.
- El segundo paso sería el control del dolor y la educación del paciente para que sepa qué es, y qué no es, la artrosis. Los profesionales médicos deben insistir en que la artrosis no es algo “normal”. No es un “achaque” ni un síntoma del envejecimiento, sino que es un trastorno que es posible tratar y ralentizar su aparición y avance. También se debe insistir que no todos los pacientes acaban necesitando cirugía de reemplazo, y que el “desgaste” articular es un factor de riesgo, pero no es el único mecanismo causante. La creencia en que la artrosis es causada solo por el “desgaste” por uso de la articulación lleva a algunos pacientes a creer que el ejercicio es malo para la artrosis. Todo lo contrario.
- Tercer paso: tratamientos no farmacológicos. Existen ejercicios específicos y fisioterapia que mejorar la función articular, en particular en pacientes mayores. También ayudan a mejorar el equilibrio y reducir el dolor crónico. Se ha demostrado el efecto beneficioso de ciertos tipos de ejercicio de bajo impacto, como la natación, el aquagym, tai-chi o yoga. Elementos como bastones, rodilleras o andadores mejoran la estabilidad y reducen el dolor crónico.
- Tratamientos farmacológicos. El estudio IDEA sugiere que el uso de agentes tópicos como la capsaicina ayuda a mejorar el dolor de rodillas y manos con artrosis. No obstante, la capsaicina no es recomendada en pacientes ancianos debido a la sensación de quemazón que produce.