La espalda, más concretamente la columna vertebral, cuenta con muchas y pequeñas articulaciones que son susceptibles también de padecer artrosis. Las más frecuentes son las cervicales (en el cuello) y las lumbares (en la rabadilla).
En muchas ocasiones, se padece artrosis en estas articulaciones sin tener dolor, y se diagnostica la enfermedad de forma fortuita al hacer alguna radiografía por otros motivos. Cuando se sufre dolor, suele ser de tipo mecánico, es decir, que aparece al movernos o sobrecargar la zona afectada, y mejora cuando reposamos.
Los cambios de tiempo y de presión atmosférica afectan al paciente, que suele notar más el dolor. Progresivamente, la artrosis va avanzando, llegando a limitar algunos movimientos al paciente.
Te recomendamos visitar los siguientes posts para disponer de la información completa sobre los diferentes tipos de artrosis: la artrosis de rodilla, la artrosis de mano y la artrosis de cadera.