Los principales tratamientos no farmacológicos

Los principales tratamientos no farmacológicos

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  Existen dos grandes tipos de tratamientos para la artrosis: los farmacológicos (con medicamentos) y los no farmacológicos (sin medicamentos). Pero en los casos más graves, también se puede optar por remplazar la articulación dañada con cirugía. Dentro de los tratamientos no farmacológicos -es decir, sin medicamentos- podemos destacar los siguientes: Educación sanitaria: es imprescindible […]

 

Existen dos grandes tipos de tratamientos para la artrosis: los farmacológicos (con medicamentos) y los no farmacológicos (sin medicamentos). Pero en los casos más graves, también se puede optar por remplazar la articulación dañada con cirugía. Dentro de los tratamientos no farmacológicos -es decir, sin medicamentos- podemos destacar los siguientes:

  1. Educación sanitaria: es imprescindible que los pacientes con artrosis entiendan su enfermedad. Su médico le puede dar consejos para proteger las articulaciones, como son el reposo cuando tenemos dolor intenso, el uso de elementos como el bastón que alivien el exceso de peso en las partes del cuerpo que sufran artrosis o el uso de un calzado adecuado, por ejemplo. Paralelamente, es recomendable la dieta y el ejercicio para calmar el dolor de las zonas afectadas y mejorar la movilidad, especialmente, en pacientes con artrosis de rodilla. También se puede usar calzado con suela de goma y poco tacón, o bastón cuando el dolor es moderado o intenso.
  2. Descarga articular / pérdida de peso: es recomendable que los pacientes que tienen artrosis eviten cargar excesivamente las articulaciones afectadas por la enfermedad. Cuanta menos presión hagan en estas zonas, menos las debilitarán y menos dolor van a tener. Por ese motivo, para aquellos pacientes con artrosis de cadera o rodillas, uno de los primeros consejos a tener en cuenta es la pérdida de peso. Cuando la artrosis es de manos, se recomienda utilizar herramientas u objetos ergonómicos, es decir, que se adapten a la mano y eviten al paciente hacer gestos que le produzcan dolor. Un ejemplo de estas herramientas u objetos ergonómicos puede ser un grifo de palanca (en substitución de uno de rosca), o un cierre de velcro en lugar de los botones.
  3. Terapias complementarias o alternativas: más allá de estos consejos prácticos, otra opción es informarse acerca de terapias complementarias o alternativas como la fisioterapia, la termoterapia, los ultrasonidos, los campos electromagnéticos, la fitoterapia o la acupuntura. Además, se pueden llevar a cabo terapias como la termoterapia, la estimulación eléctrica transcutánea o los ejercicios terapéuticos.

Lamentablemente estos tratamientos no suelen ser definitivos y es preciso combinarlos con los medicamentos. La artrosis es una enfermedad que va evolucionando y es importante que el tratamiento también lo haga. Si bien en un principio el objetivo es reducir el esfuerzo que deben hacer las articulaciones para evitar su deterioro, debemos estar preparados para aquellos momentos en los que la enfermedad tenga un papel más importante.