

Roser Alemany, Maestra
Soy un espécimen raro. Me diagnosticaron artrosis de cadera cuando tenía 38 años, tras el segundo embarazo. Fueron nueve meses muy duros, con grandes dolores en las lumbares. Me dijeron que el bebé se apoyaba en la sacroilíaca, hasta que ésta se me abrió.
Tras el parto, seguía con dolor. Me asusté al darme cuenta que no llegaba a abrocharme los zapatos, y que las rodillas empezaban a dolerme, y ese fue el detonante para que fuera al médico. El diagnóstico: artrosis galopante de cadera. Según me contó, como caminaba mal, por causa de la cadera, desgasté absolutamente el cartílago que hay entre el fémur y el hueso de la cadera, y el golpe hueso contra hueso era el causante del dolor.
Que el médico lo tuviese claro desde el principio no significa que yo también. Con 38 años no te imaginas que puedas estar enferma, y menos de artrosis, una enfermedad que yo consideraba que era de viejos. Fui al médico por un dolor de rodilla y acabé con un diagnóstico de cadera. La artrosis es una enfermedad muy silenciosa hasta que está en su punto más álgido, y se ha desgastado el cartílago totalmente. ¡Cuando te das cuenta, ya no tienes cartílago!
Pasé un proceso de duelo muy duro, en el que fui de médico en médico para confrontar opiniones buscando a alguno que me dijera que podía curarme. Yo era joven, con dos criaturas, trabajo… no podía permitirme ir coja. En una de estas visitas médicas, un traumatólogo se puso muy duro ante mi actitud y me dijo: es un proceso sin retorno. Haz gimnasia, pierde peso, y mentalízate, porque a la larga sí o sí vamos a tener que ponerte una prótesis. Fue duro, pero ahí empecé a cambiar mi predisposición para con la enfermedad.
Me apunté al gimnasio, e incluso hacía aeróbic hasta que la cadera puso sus límites. Mientras tanto, el médico de cabecera me recetaba antiinflamatorios para el dolor. Me perjudicaron bastante: ¡llegué a tener la menstruación durante 50 días seguidos! Un día, de camino al gimnasio, pasé por delante de la Lliga Reumatològica de Catalunya y entré. Ellos me recomendaron que pidiera al médico de cabecera que me derivara a un reumatólogo y así lo hice. El reumatólogo es el médico de cabecera del esqueleto, y el traumatólogo su cirujano. Tengo la certeza que si me hubieran tratado antes los especialistas, habría podido aguantar más años antes de ponerme la prótesis.
Mi objetivo en todo el proceso era hacer vida normal, y mi carácter me ayudó mucho a conseguir la máxima normalidad a la que puedes aspirar con una artrosis tan avanzada como la mía. Pensad que dejé de ser independiente: no me podía vestir sola, salir a caminar, afectaba a mi vida sexual… pero tengo la suerte que en casa me han apoyado pero no lamentado. Recuerdo una anécdota con mi hija. Recién diagnosticada, mi hija tenía unos 4 años y yo le enseñaba a atarse los cordones de los zapatos. Cuando lo conseguía, le hacía atarme los míos, como parte de un juego, ya que yo no podía atármelos sola. Cuando ella no me veía, me hartaba de llorar de la impotencia. Y es que siento que la enfermedad me ha robado parte de la juventud y de mis hijos.
Cuando lo vas asumiendo, vives en función del dolor que tienes. Yo llegué a clasificar el dolor en tres fases: El dolor tolerable, que notas cuando haces algún gesto concreto como levantarte, sentarte o moverte; el dolor agudo, que notas por ejemplo cuando hay un cambio de tiempo; y el dolor insoportable. Este último es inolvidable, todavía tengo miedo a sentirlo de nuevo. El último año antes de operarme y ponerme la prótesis el dolor era todo el tiempo insoportable.
Mi vida cambió con la prótesis. La llevo parcial, en la cabeza del fémur. La operación duró una hora y media aproximadamente, y fue muy bien, pero el primer mes de recuperación es el peor mes que he pasado en mi vida. Debes estar casi inmovilizada todo el rato, dormir envuelta entre almohadones para evitar movimientos, usar unas medias compresoras que te llegan a cortar la circulación y no puedes hacer nada sin ayuda de alguien. Eso sí, tras este mes insoportable, noto que he ganado movilidad y no he vuelto a tener las crisis que tenía antes. Sé que hay movimientos que no voy a recuperar, porque los tendones se han encogido por la falta de uso, pero mi vida ha mejorado notablemente.
Mi consejo ante cualquier persona a la que diagnostiquen artrosis es que busque ayuda en lugares como la Lliga Reumatològica de Catalunya. Para mí lo mejor son los Grupos de Ayuda Mutua. En ellos te juntas con personas que padecen la misma enfermedad, y puedes compartir tus dificultades, y la experiencia vivida. También nos contamos trucos para vivir con la enfermedad. Por ejemplo: yo voy siempre pegada al carro de la compra. Siempre que sales a la calle acabas comprando algo, y para no cargarlo, lo pongo en el carro. Además, si veo que me estoy cansando o me coge una pequeña crisis de dolor, lo uso de caminador. No es lo mismo ser un enfermo que tener una enfermedad. Cambiar la perspectiva te ayuda a superarlo.
Hola, tengo 34 años y hace 4 años me diagnosticaron
artrosis en la cadera, estoy en unos meses me operan
tendre que llevar una protesis total, estoy muy angustiada
ya que ahora tengo tambien mucho dolor en la otra pierna y
es tambien en la cadera, aparte tengo dolores en la columna
El traumatologo me dice que no es nada pero los dolores son
insoportables y ahora es mas el dolor en la pierna sana que en la
que tiene artrosis. Por favor si alguien puede decirme
si esto es normal? se lo agradeseria muchisimo.
Hola Yenny,
te recomendamos que leas este post del periodista científico de La Vanguardia, Josep Corbella, (http://laartrosis.com/2012/12/27/operarse-o-no-operarse-esa-es-la-cuestion/) y que todas las dudas que tengas, se las preguntes a tu médico. Gracias por escribirnos y que vaya todo muy bien.
Hola
Roser agradeceria si puedes especificar cómo te ayudó el reumatólogo con la artrosis ya que los traumatologos no te derivan a otro especialista solo te recomiendan esperar a que el problema empeore y poner una protesis.