Un reciente estudio del que nos informó el periódico El Mundo, ponía de relieve que:
– En 2010, el 52,5% de la población en España utilizó esta herramienta para buscar información relacionada con la salud.
A pesar de estos datos, la investigación ha mostrado también que internet no reemplaza al médico ni mina su autoridad, sino que cambia el tipo de relación, aumentando la participación del paciente. Es más, para el 30% de los encuestados, le sirve como fuente de información sobre salud y refuerza más que antes las recomendaciones realizadas por su médico de familia.
Por lo tanto, está bien que consultemos la red, pero siempre teniendo en cuenta que:
– ¿Quién es el autor? Es importante que nos fijemos en quién elabora la información y en que sus credenciales estén claras. ¿Podemos localizar su nombre, actividad o profesión? ¿Se trata de un equipo de médicos, de una asociación de pacientes, de alguna institución sanitaria o de alguien que no sabemos quién es?
– ¿Está actualizada la información? Debemos mirar cuándo se publicó la información y si ha sido actualizada.
– ¿A quién se dirige? ¿Es una web para pacientes o para médicos? Si es para pacientes, y así lo especifica, será más comprensible para nosotros.
– ¿Cuál es el propósito de la web? ¿Educar y divulgar o vender? Esta distinción es importante porque si la web es educativa hará que la información sea transparente e imparcial.
– Fijarnos en si tienen fijarnos en si tienen códigos de conducta o sellos de calidad (suelen localizarse en la parte inferior o laterales de la página web) que reconocen que la información que allí se publica es fiable.
Esperemos que esta in formación os sea útil. ¿Cómo es vuestra experiencia buscando información sobre salud en Internet?