Autor: Josep Corbella (Periodista científico de La Vanguardia)
El eslogan se me quedó grabado en el cerebro desde el primer día que lo vi escrito con letras enormes en una pared de una calle de Londres: “AIDS. Don’t die of ignorance (SIDA. No muera de ignorancia)”. Era en la época más trágica del sida, cuando aún no había los fármacos que hoy día permiten vivir con VIH, y cada contagio era una condena a muerte. Para un joven periodista que empezaba a escribir sobre salud, la idea de que la ignorancia pudiera hacer enfermar o morir fue una revelación.
Desde entonces, empecé a descubrir la influencia negativa de la ignorancia en un sinfín de enfermedades: infartos que se hubieran podido prevenir, cánceres que se hubieran podido diagnosticar y tratar mejor, ictus en los que no se reaccionó a tiempo, infecciones evitables, lesiones deportivas… La artrosis, por supuesto, no tiene la gravedad ni el dramatismo del sida o del cáncer. Pero, si se paran a pensarlo, tampoco está libre de la influencia negativa de la ignorancia. Al contrario, en la artrosis perviven falsos mitos que dificultan su detección precoz y su tratamiento adecuado y que acaban perjudicando a los afectados. Permítanme unos pocos ejemplos:
El falso mito de la edad
La edad es lo que en medicina se llama un factor de riesgo, que no es lo mismo que una causa. Un factor de riesgo es algo que aumenta la probabilidad de tener un problema y que nos deja un margen de maniobra para contrarrestarlo. En cambio, contra una causa, una vez ha entrado en acción, se puede hacer menos.
El antídoto contra un factor de riesgo es lo que podríamos llamar un factor de seguridad. Por ejemplo, si nuestro nivel de colesterol tiende a ser elevado por herencia genética, podemos evitar que se descontrole cuidando de tener una dieta saludable.
En el caso de la artrosis, si alguna de nuestras articulaciones empieza a quejarse, también podemos adoptar medidas para limitar los daños. Medidas a veces tan elementales, pero que tantas veces se incumplen, como ir al médico, cumplir los tratamientos que receta y seguir sus recomendaciones.
El falso mito del reposo
Por una sencilla razón: la naturaleza no desperdicia recursos. En el cuerpo humano, los tejidos útiles se mantienen y los que no se utilizan se degradan. Ocurre con los músculos, que ganan fuerza si se ejercitan pero se atrofian si no se mueven. Ocurre con el cerebro, que pierde soltura con el inglés o con el piano si no se practican. Y ocurre también con las articulaciones, que necesitan estar activas para no estropearse.
Es por este motivo que, si se tiene artrosis en una articulación, conviene mantenerla activa sin llegar a someterla a ejercicios agresivos. Caminar, nadar, hacer tai chi… Cualquier actividad suave antes que la inmovilidad.
El falso mito de la inocuidad
Pero tiene un impacto enorme sobre la calidad de vida de los afectados, que se ven limitados para realizar actividades que antes les llenaban. Tiene también un impacto importante sobre otros aspectos de la salud que afectan a la esperanza de vida, como el control de la diabetes, del colesterol o del peso corporal, que suelen empeorar con la artrosis. Y, para el conjunto de la sociedad, tiene un impacto económico que no es menor, ya que es una de las causas principales de bajas laborales y de gasto sanitario.
De modo que la creencia de que la artrosis es molesta pero no es grave es otro de los falsos mitos que llevan a subestimar su importancia. Otra consecuencia negativa de la ignorancia.
El error de la resignación
De todos los errores que hemos comentado, este es el mayor, porque es la suma de todos ellos. Es el gran error de la resignación. De pensar que, si se tiene artrosis, qué le vamos a hacer, si no se puede hacer nada.
En realidad, sí se puede. No se puede curar, de acuerdo. Pero se puede recuperar calidad de vida. Se puede prevenir que contribuya a otros problemas de salud más graves, como la diabetes y el riesgo cardiovascular. Se pueden prevenir bajas laborales y reducir la factura sanitaria…
Todo lo que hace falta es un cambio de actitud. No aceptar ser víctimas de la ignorancia. Superar el falso mito del no se puede hacer nada. Y dar a la artrosis la importancia que tiene.
Hola, Tengo solo 44 años y desde hace 8 años, ya he sido diagnosticada con rizoartrosis severa. Desde hace 1 año, me empezó a doler la zona lumbar (lado derecho) y también la cadera (izquierda, por delante). He hecho resonancias, TAC y radiografías. Siempre he sido moderadamente activa y he hecho pilates (sigo haciéndolo). Molesta bastante el dolor. Muchas veces consigo no tomar nada. El reumatólogo me ha liberado para tomar Nolotil. Mi duda es, ¿con relación al condroitin sulfato, hay que tomar 3 meses y parar 2 o hay que tomarlo de conínuo? No me queda claro…
Me gustaría hacer lo posible para frenar esto…
Gracias.
Un saludo,
Fernanda
Hola Fernanda,
la dosis según indica la posología, es de 1.200 mg/día de condroitín sulfato y 1.500 mg/día de hidrocloruro de glucosamina, a administrar al menos durante un período de 6 meses.
Dado que se trata de un tratamiento farmacológico, te aconsejamos que lo consultes con tu médico antes de empezar a tomarlo.
Gracias por tu confianza.
Ana rodriguez
Hola, tengo 59 anos y he sido diagnosticada con osteoartritis y los nudillos de las manos se me han inflamado y me duelen y tengo diabetes mi peso es 170 libras y me cuesta mucho rebajar pero las recupero muy repido , que puedo hacer para evitar que la enfermedad continue?
Gracias por su atencion
Hola Ana, existen varias medidas que puedes adoptar para controlar y convivir con la artrosis. Aquí te dejamos siete consejos: http://laartrosis.com/2017/01/17/7-consejos-para-personas-con-artrosis/
También en el apartado «Ejercicios y Cuidados» de la parte superior del blog encontrarás otros consejos y cuidados para frenar el avance y hacer más llevadera esta enfermedad. Esperamos que te sean de ayuda. Gracias por tu confianza y un saludo.