Tras la pista del Zinc

Tras la pista del Zinc

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Autor: Josep Corbella (Periodista científico de La Vanguardia) El zinc, uno de los minerales más importantes de la dieta, ha sido desenmascarado como culpable de la destrucción del cartílago en la artrosis. En una investigación del Instituto de Ciencia y Tecnología de Gwangju (Corea del Sur) que ha analizado qué ocurre en las articulaciones a medida que […]

Autor: Josep Corbella (Periodista científico de La Vanguardia)

El zinc, uno de los minerales más importantes de la dieta, ha sido desenmascarado como culpable de la destrucción del cartílago en la artrosis. En una investigación del Instituto de Ciencia y Tecnología de Gwangju (Corea del Sur) que ha analizado qué ocurre en las articulaciones a medida que progresa la artrosis, se ha demostrado que la enfermedad progresa a causa del zinc. Reducir la cantidad de zinc en la dieta no es la solución, advierten los investigadores, ya que este mineral es imprescindible para el correcto funcionamiento del cuerpo humano. Pero el descubrimiento abre la vía a desarrollar nuevas terapias que contrarresten la acción destructiva del zinc en las articulaciones afectadas por la artrosis.

¿Qué es el zinc?

El zinc es uno de los metales más abundantes en el organismo. Del mismo modo que el cuerpo no funciona bien si le falta hierro, porque se produce una anemia, tampoco funciona bien si le falta zinc. Se trata de un micronutriente imprescindible para funciones vitales como la correcta división de las células, el metabolismo de los carbohidratos o la actividad del sistema inmunitario. Se encuentra en alimentos ricos en proteínas de origen animal, sobre todo en carnes y, en menor medida, en pescados. Aunque las proteínas vegetales también contienen zinc, el cuerpo humano no las aprovecha de manera tan eficiente. De ahí que las dietas vegetarianas tiendan a ser bajas en cinc.

Sospechoso

investigacionQue el zinc no es del todo inocente en la artrosis se sospechaba desde hacía unos pocos años. Médicos de Dinamarca descubrieron en el 2009 que las personas con artrosis tienen niveles anormalmente altos de zinc en la sangre. Otro equipo de Austria observó en el 2013 una acumulación de zinc en el cartílago de articulaciones de personas mayores. También se sabía que las moléculas que degradan el tejido del cartílago (unas enzimas llamadas metaloproteinasas de matriz, o MMP) necesitan zinc para actuar. Pero qué hace exactamente el zinc en una articulación con artrosis era una incógnita.

Culpable

Para resolver esta incógnita, los investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología de Gwangju han analizado los cartílagos de articulaciones afectadas por artrosis. Según los resultados presentados en la revista Cell, han encontrado una cantidad desorbitada de una proteína llamada ZIP8 en la membrana de las células del cartílago. Esta proteína actúa como una puerta por la que el zinc que hay en el exterior de las células se cuela en el interior. El paso del zinc a través de la membrana, a su vez, activa una proteína llamada MTF1. Y esta aumenta el nivel de las metaloproteinasas (o MMP) que degradan el tejido de la articulación.

Es como un efecto dominó: el zinc se cuela por la puerta ZIP8, lo que activa el nivel de la proteína MTF1, lo que aumenta el nivel de las MMP, lo que destruye el cartílago. En experimentos genéticos realizados con ratones, los investigadores han confirmado que este efecto dominó destruye el cartílago en articulaciones con artrosis.

¿Cómo detenerlo?

Una vez identificado el malhechor, el siguiente trabajo de los investigadores consiste en detenerlo. Por ahora aún no lo han conseguido, pero tienen unas primeras pistas sobre cómo pararlo. Si no pueden luchar contra el zinc en todo el organismo porque los efectos secundarios serían intolerables, pueden tratar de bloquearlo en las articulaciones afectadas. Según Jang-Soo Chun, director de la investigación, “reducir la concentración de zinc a nivel local en la articulación, o bien inhibir con fármacos la función de ZIP8 o la actividad de MTF1 serían terapias eficaces para la artrosis”.

Estos fármacos aún no están disponibles, advierte Chun. Ni lo estarán a corto plazo porque primero hay que descubrir las moléculas capaces de frenar la artrosis, ensayarlas en cultivos celulares y en animales, pasar después a ensayos clínicos con personas voluntarias, encontrar qué dosis son más adecuadas, demostrar que son eficaces, asegurarse de que no tienen efectos secundarios peligrosos, conseguir el visto bueno de las autoridades sanitarias… En definitiva, un proceso que durará años.

Pero la investigación de las causas de la artrosis a nivel molecular abre la vía por fin a buscar fármacos capaces de frenar el deterioro progresivo de los cartílagos. Y la publicación de los resultados en Cell, considerada la revista de biomedicina más importante del mundo, refleja el creciente reconocimiento de la artrosis como un importante problema de salud pública por parte de la comunidad científica.