La artrosis de rodilla se asocia a una serie de factores de riesgo, o condiciones que hacen que aumente la probabilidad de padecer la enfermedad. Algunos de estos factores se pueden modificar y otros no, aquí os mencionamos los más destacados:
Factores no modificables
- Genéticos: la artrosis de tipo genético no se puede evitar, aunque una detección temprana puede ser de ayuda para poder frenar el avance de la enfermedad cuanto antes.
- Sexo: a partir de los 55 años, las mujeres se ven más afectadas por la artrosis en todas las articulaciones.
- Edad: el paso del tiempo es inevitable y la edad es uno de los factores que más estrechamente se asocia a la aparición de la artrosis, probablemente por el envejecimiento y desgaste de las articulaciones.
Factores modificables
- Obesidad: el sobrepeso aumenta la presión sobre las rodillas, por lo que la articulación sufre un mayor desgaste.
- Actividad profesional: el uso repetitivo de las articulaciones puede favorecer la aparición de la artrosis. Para evitarlo, es importante mantener una postura correcta, hacer breves pausas y realizar estiramientos.
- Deporte profesional: la actividad física intensa que realizan los deportistas de élite hace que muchos de ellos padezcan artrosis incluso en una edad temprana.
- Alteraciones de la alineación: en el caso de la artrosis de rodilla, tener alteraciones como las piernas en arco pueden aumentar el riesgo de padecer artrosis.
- Traumatismos previos: varios estudios relacionan las lesiones de ligamentos y meniscos con la aparición de la artrosis de rodilla.
- Menopausia: aunque la llegada de la menopausia sea inevitable para las mujeres, una terapia hormonal (mediante estrógenos) puede ser de ayuda para combatir la artrosis en estos casos.