Este fármaco tan popular ha demostrado no ser eficaz para tratar el dolor de espalda o el de la artrosis. A pesar de que sea un medicamento que se encuentra en la primera línea de tratamiento en la mayoría de las guías clínicas de la artrosis, la evidencia, en este caso en forma de una revisión publicada por la prestigiosa revista BMJ, ha demostrado que sus efectos sobre el dolor no son superiores a los del placebo.
Esta revisión se realizó sobre 13 estudios diferentes, que incluían 10 ensayos con más de 3.500 pacientes con artrosis de cadera o de rodilla. Los parámetros que se analizaron fueron la reducción del dolor, la mejora de la discapacidad y la calidad de vida, entre otros. En lo que respecta a la artrosis, se encontraron beneficios mínimos, que según los investigadores no son clínicamente relevantes, en comparación con el efecto del placebo.
Antes de eliminar estos fármacos de las recomendaciones clínicas, los especialistas en salud articular deberán valorar cuales son las mejores alternativas, que incluyan los tratamientos más seguros y eficaces, además de las medidas no farmacológicas.
Fuente: ABC Salud
Es la primera ocasión en la que participo y desconfío mucho de los beneficios de hacerlo. De cualquier modo, he aquí mis experiencias. Padezco una dolorosa rizoartrosis en los dos pulgares desde hace algo más de 18 meses. Mi madre padeció la misma dolencia (es hereditaria, luego incurable). No puedo ni siquiera acercarme a un maldito ibuprofeno: esa basura me produce horribles dolores de estomago. Por lo tanto aguanto como puedo el dolor y la incapacidad, sin otro paliativo que una pastilla de paracetamol de 1 g de vez en cuando (dos de cada tres días). Mal que bien funciona, desde luego que lo hace.
Por otra parte hoy (1º de mayo) hace 33 días que tomo la dosis prescrita de los llamados «sisadoas». De momento sin ningún efecto perceptible, salvo en el bolsillo y en el despectivo rostro de algún doctor que prefiere la acupuntura(!). Sí, soy culpable: en ocasiones me automedico.