Desde hace años se utilizan inyecciones de ácido hialurónico para el tratamiento de la artrosis de rodilla: el ácido hialurónico es un “lubricante” natural que actúa como amortiguador, haciendo que disminuya el dolor provocado por el desgaste articular. No obstante, sus efectos parecen ir más allá del efecto amortiguador: investigadores de los Institutos de Neurociencias y de Biología Molecular y Celular de Alicante han analizado los efectos de las inyecciones de ácido hialurónico, llegando a la conclusión de que el efecto beneficioso del ácido hialurónico es mucho más profundo de lo que se creía.
Los canales TRPV1 están recibiendo mucha atención por parte de los científicos que estudian el dolor y sus mecanismos. Estas moléculas tienen un papel importante en todo tipo de procesos dolorosos así como en otras funciones biológicas como por ejemplo la regulación de la temperatura corporal.
En la actualidad se están investigando compuestos que anulen o atenúen su actividad para el tratamiento de diversos tipos de dolor como los provocados por la esclerosis múltiple, la quimioterapia o por la inflamación y desgaste de tejidos dañados, como sería el caso de la artrosis.