Existen miles de estudios que demuestran que ejercicio físico aporta innumerables beneficios a nuestra mente y a nuestro cuerpo. Pero antes de lanzarnos sin más a levantar pesas o a correr 10 kilómetros diarios es necesario tomar una serie de precauciones. Pasar del sedentarismo al ejercicio sin control médico previo, es garantía, en especial cuando se pasa de los 35 años, de lesiones musculoesqueléticas e incluso de una posible afección cardíaca. De ahí que sea muy aconsejable someterse a un chequeo médico y hacerse aconsejar por expertos que nos digan qué deportes nos convienen más en función de nuestra anatomía, edad y forma física.
Riesgos cardiovasculares
Practicar ejercicio sin someterse a un reconocimiento cardiovascular aumenta el riesgo de sufrir arritmias (problemas con la velocidad o el ritmo de los latidos del corazón) o fibrilación auricular (el tipo más común de arritmia) con lo que el deporte puede acabar siendo más perjudicial que beneficioso. Aunque los trastornos cardíacos no son la única causa de la fibrilación auricular, sí que es un factor de riesgo importante en personas de más de 50 años.
Diabetes
Lesiones y daño articular a largo plazo: artrosis
Practicar un deporte inadecuado para nuestro estado físico, edad o salud articular puede conllevar daños articulares y musculares, tanto en forma de lesiones como de desgaste articular que a largo plazo podrían causar artrosis. No seguir el consejo de profesionales, o practicar deporte sin el material necesario (como correr con calzado inadecuado, por ejemplo) puede tener consecuencias dolorosas a corto, medio y largo plazo. Las lesiones más comunes son los esguinces de tobillo, problemas de rodilla, dolor lumbar y de espalda, desgarros musculares o contracturas cervicales.
Para prevenir estos problemas, los expertos aconsejan escoger un deporte adecuado a nuestra salud general y articular, una preparación física adecuada, aumentar gradualmente la intensidad del ejercicio, así como cuidar de la alimentación y la hidratación con especial atención.