La artrosis es tan severa como la artritis reumatoide, es uno de los titulares destacados que hemos podido leer sobre la reciente celebración del congreso EULAR, el evento más relevante a nivel europeo que celebra cada año la Liga Europea Contra el Reumatismo (European League Against Rheumatism).
Así lo demuestran los datos del estudio presentado por la doctora Isabel Castrejón, reumatóloga del Rush University Medical Centre de Chicago (EEUU) y autora principal del estudio, que afirmó que el impacto de la enfermedad de los pacientes con artrosis resulta subestimado en comparación con el de los pacientes con Artritis Reumatoide.
¿Cómo saben si es más o menos grave?
Aunque las dos enfermedades son diferentes, los estudios más recientes sugieren que la gravedad de la artrosis y la artritis reumatoide son similares.
Para poder medir la severidad de la enfermedad, tanto pacientes como médicos cuentan con diferentes herramientas basadas en escalas. En este caso se emplearon escalas analógicas visuales del 0 al 10, y la evaluación de los pacientes consistía en un cuestionario multidimensional sobre su salud, con calificaciones de su función física, el dolor, la fatiga, un elenco de síntomas y un recuento de las articulaciones afectadas.
Para el estudio se compararon la percepción del paciente de la gravedad de su enfermedad según la evaluación de sus doctores. Estos fueron los resultados:
La percepción de la gravedad de su enfermedad según el paciente fue superior a la evaluación del médico
- Artrosis: un tercio de los 243 pacientes
- Artritis Reumatoide: una quinta parte de los 216 pacientes
La percepción de los pacientes y la evaluación de los médicos fueron equivalentes
- Artrosis: la mitad de los pacientes
- Artritis Reumatoide: dos tercios de los pacientes
La evaluación de la gravedad de la enfermedad según los médicos fue superior a la percepción del paciente
- Artrosis: 10% de los pacientes
- Artritis Reumatoide: 15% de los pacientes
Tal y como afirmaba la doctora Castrejón, esta discordancia entre la evaluación del doctor y la percepción del paciente resulta clave, ya que podría tener un impacto negativo en lo que respecta a las decisiones relativas a la elección del mejor tratamiento. “Esto podría interferir con el cumplimiento del tratamiento y los resultados futuros”, explicó Castrejón.