Autor: Josep Corbella (Periodista científico de La Vanguardia)
Qué es la autofagia
La autofagia es un mecanismo de limpieza microscópico que se encarga de retirar y reciclar los residuos que se acumulan en nuestras células y tejidos. Se llama así porque las células se comen literalmente (fagia) componentes de sí mismas (auto). Del mismo modo que para mantener una casa en buen estado es necesario retirar la basura, la autofagia es esencial para mantener los órganos y tejidos en buen estado.
El deterioro de la autofagia es precisamente uno de los cambios principales asociados al envejecimiento del cuerpo humano. Según destacó la Asamblea Nobel cuando anunció el premio a Ohsumi, está involucrada en múltiples enfermedades, incluidas las neurodegenerativas y el cáncer.
En el caso de la artrosis, se ha observado que la eficiencia de la autofagia se reduce a medida que progresa la enfermedad. Hasta ahora, sin embargo, no se había aclarado si el deterioro de la autofagia es causa o consecuencia de la artrosis. La diferencia es importante porque, si es consecuencia, de poco servirá un tratamiento que actúe únicamente sobre la autofagia. Pero, si es causa, preservar una autofagia eficiente será un tratamiento eficaz para frenar la artrosis.
Los nuevos datos
En busca de una respuesta, el equipo del Instituto Karolinska ha criado una estirpe de ratones que tienen el gen Atg5 inactivo en las células de los cartílagos (o condrocitos). Este gen es imprescindible para que las células puedan realizar correctamente la autofagia. Por lo tanto, estos ratones estaban diseñados para vivir con cartílagos privados de autofagia.
A los dos meses de vida, al inicio de la etapa reproductiva, lo que equivaldría a la adolescencia para una persona, los ratones tenían los cartílagos perfectamente normales. Pero a los seis meses, cuando eran adultos jóvenes, ya empezaban a tener signos de artrosis. Y al año de vida, lo que equivaldría a una edad de unos 40 o 50 años para una persona, tenían artrosis avanzada. Los experimentos revelan que, en estos ratones, la artrosis se produce por una pérdida acelerada de condrocitos.
En conjunto, “nuestros datos demuestran que la autofagia protege de la artrosis asociada a la edad facilitando la supervivencia de los condrocitos”, concluyen los investigadores en la revista Annals of the Rheumatic Diseases, donde han presentado sus resultados.
En busca de terapias
Estos resultados no sólo son importantes porque ayudan a comprender mejor cómo se origina la artrosis. Lo son también porque abren la vía a mejorar el tratamiento de la enfermedad. Así, un fármaco -o un componente de la dieta- que estimule la autofagia podría ser útil para evitar la pérdida de condrocitos y preservar los cartílagos en buen estado.
Este es un campo de investigación que está avanzando rápidamente. Ohsumi realizó sus experimentos pioneros en los años 90 y posteriormente se ha ido descubriendo el papel que tiene la autofagia en distintas enfermedades y en el envejecimiento del cuerpo humano. Como señala la Asamblea Nobel en el comunicado en que anunció el premio, “hay intensas investigaciones en curso para desarrollar fármacos que actúen sobre la autofagia”. Posiblemente alguno de ellos sea útil en el futuro para prevenir o tratar la artrosis.
Pero ya existe un fármaco, la rapamicina, que se ha utilizado desde hace años sin saber que favorecía la autofagia. Se utiliza, entre otras indicaciones, para prevenir el rechazo inmunitario tras un trasplante. Ahora se ha visto que también puede ser útil para el tratamiento de enfermedades reumatológicas. Experimentos realizados con animales indican que “la inhibición de la artrosis con la rapamicina podría mejorar la calidad de vida de pacientes con la enfermedad”, destaca Andras Perl, de la Universidad del Estado de Nueva York, en un artículo publicado en la revista Nature Reviews Rheumatology.
Perspectivas de futuro
Por ahora, ni la rapamicina ni ningún otro fármaco que estimule la autofagia están aprobados para el tratamiento de la artrosis. Pero una vez se ha iniciado la carrera por desarrollar este tipo de fármacos, y se ha comprendido la enorme importancia que tiene la autofagia en la salud humana, es sólo cuestión de tiempo que esta línea de investigación dé frutos. Los resultados no serán inmediatos pero, cuando lleguen, se podrá contrarrestar un problema que no sólo incide en la artrosis, sino en otras enfermedades asociadas a la edad como las cardiovasculares, las neurodegenerativas o la mayoría de cánceres. Cuando esto ocurra, los beneficios no se limitarán a preservar la salud de las articulaciones, sino que afectarán a todo el organismo y repercutirán en una mejor calidad de vida y una mayor longevidad.