Si tienes artrosis, padeces la enfermedad probablemente más común en personas de mediana y avanzada edad. Pero esto no quiere decir que sea inevitable, ni que no se pueda hacer nada. Todo lo contrario: es mucho lo que puede hacerse para prevenirla, minimizar sus síntomas y superar los problemas de movilidad que causa.
Inflamación y desgaste articular, factores causantes
Controlar lo que comemos y lo que no, hacer ejercicio, controlar nuestro peso, modifica el riesgo de desarrollar artrosis y nuestra capacidad de detener su progresión y/o de manejar la enfermedad.
La artrosis no es únicamente la consecuencia de años de desgaste articular en el cartílago de articulaciones importantes como rodilla o cadera; estudios recientes han demostrado que existen otros factores que la refuerzan, e incluso pueden desencadenarla, tales como padecer inflamación crónica leve. Este factor explicaría por qué tenemos artrosis en articulaciones que no deben soportar grandes cargas, como, por ejemplo, los dedos. El daño causado por la inflamación también podría explicar la influencia de la dieta sobre la artrosis: el consumo de azúcar, grasas trans y saturadas, carbohidratos refinados y alcohol se han asociado a un mayor
La buena noticia: la inflamación crónica puede prevenirse mediante dieta y ejercicio. Una dieta a base de verduras, frutas, alimentos integrales y ácidos grasos Omega-3, se asocia a una menor discapacidad provocada por la artrosis.
De todos los factores que predisponen a padecer artrosis, el más importante es el sobrepeso u obesidad, lo cual va a ser un problema muy grave en breve, si tenemos en cuenta que los índices de obesidad y sobrepeso de la población infantil y adulta están aumentando aceleradamente en España. Según un estudio publicado por The Lancet, el 25% de la población española padece sobrepeso u obesidad; de continuar al ritmo actual, en 2020 este porcentaje alcanzará el 30%. Las personas con sobrepeso u obesidad tienen un riesgo de dos a tres veces superior de tener artrosis de rodilla que las personas con peso normal. “Cada 400 gramos de sobrepeso aumenta el estrés de la articulación de rodilla de tres a cinco veces”, afirman los expertos. Por otra parte, basta una moderada pérdida de peso de 5-6 kg en una persona de 110 kg de peso para que ésta persona experimente una reducción del dolor y discapacidad asociada a la artrosis.
Contra la artrosis, ejercicio
Uno de los mayores errores que realizan las personas con artrosis es limitar el movimiento de la articulación afectada: esto acaba provocando rigidez y debilidad de la articulación, lo cual hace que su artrosis empeore. El debilitamiento muscular resultante de la falta de ejercicio hace que la función neuromuscular empeore, con el consiguiente riesgo de caídas, lesiones y fracturas que con frecuencia requieren reemplazos de cadera y discapacidad permanente.
El ejercicio puede ser el problema pero también la solución. Mucho deporte puede provocar lesiones articulares y aceleración de desgaste articular, mientras que la falta de ejercicio provoca menos flexibilidad y debilidad de los músculos que soportan las articulaciones que aguantan el peso, con lo que el riesgo de caídas, lesiones y fracturas aumenta. De hecho, se calcula que los deportistas que se someten a cirugía de menisco tienen un riesgo 5-10 veces mayor de padecer artrosis que una persona que no ha sido sometida a esta operación.
El ejercicio en agua (aquagym, natación, por ejemplo) es una excelente opción para personas con dolor articular, en especial para aquellas con sobrepeso, dado que se minimiza el impacto sobre las articulaciones. No obstante, realizar actividades que requieran soportar peso también es importante, incluso en casos de artrosis avanzada. Caminar 30-50 minutos al menos tres días por semana alivia el dolor artrósico; la práctica del Tai-Chi tiene el doble efecto beneficioso de mejorar el equilibrio y aliviar la rigidez y dolor articular de rodillas y caderas. Debemos reforzar la musculatura de las articulaciones: unos músculos débiles no pueden soportar las articulaciones desgastadas, mientras que una musculatura adecuada disminuye el impacto recibido por las articulaciones, ralentizando la progresión de la enfermedad.