Herramientas contra la artrosis: los suplementos articulares

Herramientas contra la artrosis: los suplementos articulares

Un fármaco utilizado para el colesterol logra frenar el avance de la artrosis
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La prevención es un factor decisivo en el cuidado de nuestras articulaciones. Los pilares básicos para prevenir el daño articular son el sobrepeso, la dieta, la actividad física, y los suplementos alimenticios, de los que hablaremos hoy. Estos suplementos no son “productos milagro” sino que deben considerarse una herramienta más en la lucha y prevención […]

La prevención es un factor decisivo en el cuidado de nuestras articulaciones. Los pilares básicos para prevenir el daño articular son el sobrepeso, la dieta, la actividad física, y los suplementos alimenticios, de los que hablaremos hoy. Estos suplementos no son “productos milagro” sino que deben considerarse una herramienta más en la lucha y prevención de la artrosis, siempre siguiendo las pautas de su reumatólogo o médico de cabecera. Si no se combinan con una dieta adecuada y ejercicio, su utilidad será muy limitada.

Suplementos articulares: ¿qué son?

Los suplementos articulares actúan sobre el cartílago y el líquido sinovial. Cuando el cartílago y el líquido sinovial pierden grosor, dejan de ejercer su efecto amortiguador y lubricante, con lo que los huesos entran en contacto directo entre sí. Este roce va desgastando progresivamente la articulación, provocando un dolor cada vez más constante e intenso, con la consiguiente pérdida de movilidad y de calidad de vida.

Existen básicamente cuatro tipos de suplementos articulares: condroitín sulfato, glucosamina, ácido hialurónico y colágeno.

El condroitín sulfato es un componente importante del cartílago que ayuda a su construcción y reparación. Está presente en nuestro organismo, pero su nivel va disminuyendo con los años. Ciertas enfermedades como la artritis reumatoide también se asocian a un descenso de éste compuesto. Debemos tomar un condroitín sulfato de calidad, pues no todos los que están disponibles en el mercado son extraídos de la misma materia prima ni fabricados siguiendo los mismos estándares.

La glucosamina pertenece a la misma familia de sustancias que el condroitín sulfato, por lo que suele utilizarse en combinación. Diversos ensayos clínicos han demostrado que el uso de una combinación de ambos productos mejora la salud articular de los pacientes y disminuye los síntomas de la artrosis. Otra de sus grandes ventajas, igual que el condroitín sulfato, sobre otros productos como los antiinflamatorios no esteroides es su seguridad: pueden ser suministrado durante largos períodos de tiempo sin los efectos secundarios asociados a otros fármacos. El condroitín sulfato se extrae de cartílagos de animales, y la glucosamina, de caparazones de los crustáceos.

Tanto el condroitín sulfato como la glucosamina, además de existir como suplementos alimenticios, son principios activos empleados en España en fármacos de prescripción para tratar la artrosis. Los fármacos de prescripción financiados por la Seguridad Social están fabricados y controlados bajo los más altos estándares de calidad, y son por tanto la mejor opción cuando ya se ha diagnosticado la artrosis.

El ácido hialurónico también es una substancia presente de forma natural en el organismo humano, incluyendo el cartílago o la piel. Su misión es lubricar y nutrir las células del cartílago. Se emplea en suplementos orales o en inyecciones intraarticulares en el caso de algunos pacientes con artrosis.

Finalmente, el colágeno es una proteína que forma parte de huesos, tendones, cartílagos y piel, entre otros órganos. Su función es hacer más resistentes los tejidos que soportan la estructura de nuestro cuerpo, ayudando a soportar su peso y la fuerza de tracción de los músculos. Como también ocurre con el condroitín sulfato, a medida que envejecemos vamos produciendo menos colágeno y de menos calidad, lo cual afecta a nuestras articulaciones. Los suplementos de colágeno se venden en diversas presentaciones (polvo, bebidas, pastillas…) y suele recomendarse su ingesta durante un mínimo de dos o tres meses seguidos al año, sólo o en combinación con algunos de los suplementos anteriormente descritos.

suplementos en pastillas

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