Durante el fórum Mujer y Menopausia, que tuvo lugar el pasado noviembre en Barcelona, pudimos hablar con la doctora Mila Martínez Medina, ginecóloga y obstetra del Hospital Universitario General de Cataluña y vocal de menopausia de la Academia de Ciencias Médicas de Cataluña, sobre el papel de la artrosis y el dolor articular durante la menopausia.
Aparte de los sofocos, el insomnio y otros síntomas, con la llegada de la menopausia aparecen otras dolencias como las molestias articulares.
¿A qué se deben?
Cada vez hay más estudios que vinculan la menopausia a la aparición de molestias articulares. Está demostrado que los problemas articulares experimentan un brusco aumento en mujeres de más de 45 años y estudios recientes concluyen que más del 80% de las mujeres menopáusicas tienen molestias articulares en España.
Una de las causas podría ser el descenso del nivel de estrógenos (las hormonas sexuales femeninas). Cuando una mujer se acerca a la menopausia, produce menos estrógenos de lo habitual. Estas hormonas tienen un efecto protector del cartílago y, al reducirse sus niveles, algunas mujeres empiezan a notar las primeras molestias articulares.
¿Qué podemos hacer para prevenir los problemas articulares?
Para prevenir los problemas articulares se recomienda evitar ganar peso y hacer ejercicio, pues se sabe que el sobrepeso es un factor que acelera la aparición de los problemas articulares.
Cuanto más peso soportan las articulaciones, más se desgasta el cartílago y antes acaban dañándose, provocando las tan temidas molestias articulares. Sin embargo, durante la menopausia, debido a los cambios metabólicos, la mujer tiende a ganar peso, con lo que resulta difícil prevenir la aparición de las molestias articulares. Se estima que la mujer gana de media en torno a los 5 kilos de más durante la menopausia.
¿Entonces existe una relación entre el sobrepeso y los problemas articulares?
En realidad, el sobrepeso tiene un efecto negativo doble sobre las articulaciones: por un lado el mayor peso que soportan las articulaciones acaba dañándolas por un efecto de sobrecarga mecánica; y por otro lado, existe un efecto metabólico producido por la acción de una hormona llamada leptina que produce el tejido graso. La leptina produce un efecto inflamatorio que afecta a las articulaciones, dañándolas en mayor medida.