Muchas veces tendemos a confundir expresiones o conceptos entorno a las enfermedades reumáticas, ya sea porque nos resultan palabras similares o porque se han extendido –erróneamente– entre la sociedad.
A continuación, pondremos algunos ejemplos de términos y conceptos que se suelen confundir con el objetivo de mostrar que no son lo mismo y ayudar así a disipar cualquier futura confusión.
- Dolor y reuma
El dolor se define como una percepción sensorial localizada, por la estimulación de terminaciones nerviosas sensitivas, y subjetiva, porque cada uno puede sentirlo de manera distinta, que puede ser más o menos intensa, molesta o desagradable y que se siente en una parte del cuerpo.
El reuma es un concepto que no existe. En su lugar, se debería hablar de cualquiera de las 250 enfermedades reumáticas distintas que pueden afectar al aparato locomotor o a las articulaciones del cuerpo.
- Artrosis y artritis
Dos enfermedades que pueden compartir síntomas, pero que en absoluto pueden tratarse de la misma forma.
La artrosis es una enfermedad degenerativa inflamatoria crónica que afecta a las articulaciones; provoca la pérdida de cartílago, lo cual genera un desgaste entre los huesos debido al rozamiento. Su principal síntoma es el dolor articular, que se intensifica con la sobrecarga y el movimiento, aunque también es frecuente la rigidez en la articulación afectada. Está asociada al envejecimiento, aunque cada vez hay más gente joven que la padece. Su tratamiento se basa en el cuidado de las articulaciones y el alivio del dolor. También se puede usar la ayuda de fármacos condroprotectores para frenar el avance de la enfermedad.
En cambio, la artritis es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta a varias articulaciones a la vez; ataca la membrana sinovial, la capa que recubre toda la articulación. Suele evolucionar en forma de brotes sintomáticos, durante los cuales las articulaciones están inflamadas, presentan dificultad de movimiento y el dolor tiende a intensificarse durante la noche y con el reposo. La rigidez suele ser generealizada e intensa al levantarse, así como presentar también síntomas generales, como febrícula, malestar, cansancio, o pérdida de peso corporal. Se puede dar a cualquier edad, pero es más común entre los 20 y los 40 años. Su tratamiento se enfoca al tipo de causa que ha hecho aparecer la enfermedad. Por ejemplo, la artritis reumática se trata con antiinflamatorios y la de tipo crónico, con tratamientos biológicos.
- Artrosis y condromalacia rotuliana
Se podría decir que la condromalacia rotuliana es un tipo de artrosis de carácter leve, pero hay algunas cosas que las diferencian.
Como hemos dicho, la artrosis es una enfermedad degenerativa, inflamatoria y crónica que afecta a cualquier articulación del cuerpo, siendo el dolor su principal síntoma.
Sin embrago, la condromalacia rotuliana se caracteriza por el desgaste y/o reblandecimiento del cartílago que existe entre el fémur y la rótula. También se conoce como síndrome fémoro-rotuliano o condropatía rotuliana. Sus síntomas principales son rodillas cansadas, chasquidos en la rodilla al realizar movimiento y dolor articular. Y su tratamiento se basa en fisioterapia para recuperar la movilidad y en fármacos condroprotectores que ayuden a frenar su avance.
- Reumatólogo y traumatólogo
Hay que dejar claro que son dos especialidades distintas. Según la Sociedad Española de Reumatología (SER), el reumatólogo es el especialista médico que valora, diagnostica y trata las enfermedades del aparato locomotor, mientras que el traumatólogo se encarga del tratamiento quirúrgico u ortopédico de las enfermedades de los huesos, tendones o articulaciones, ya sean de causa traumática (golpes, esguinces) o congénita. Es decir, el reumatólogo es el médico y el traumatólogo es el cirujano.