Una mayor sensibilidad al dolor implica una menor calidad de vida

Una mayor sensibilidad al dolor implica una menor calidad de vida

dolor crónico
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El dolor crónico causado por la artrosis es uno de los síntomas que más preocupan tanto a la comunidad médica como a las personas que lo padecen a diario. Sin un tratamiento 100% eficaz, este tipo de dolor puede llegar a ser incapacitante, cosa que acaba afectando a la calidad de vida. Desgraciadamente, el tratamiento […]

El dolor crónico causado por la artrosis es uno de los síntomas que más preocupan tanto a la comunidad médica como a las personas que lo padecen a diario. Sin un tratamiento 100% eficaz, este tipo de dolor puede llegar a ser incapacitante, cosa que acaba afectando a la calidad de vida.

Desgraciadamente, el tratamiento se complica cuando al dolor crónico le acompaña la sensibilización central, es decir, un aumento de la sensibilización a estímulos dolorosos muy intensos o mantenidos durante un periodo largo de tiempo. Según señalan especialistas en traumatología, hasta un 30% de personas con artrosis muestra una sensibilidad aumentada al dolor, lo que se traduce en hiperalgesia (dolor desproporcionado respecto al estímulo) y alodinia (respuesta dolorosa a estímulos no dolorosos).

La hiperalgesia y la alodinia en personas con artrosis van acompañados de una mala respuesta a los tratamientos convencionales con analgésicos y asociados a una serie de síntomas que acaban alterando la calidad de vida, como fatiga, trastornos del sueño, depresión, ansiedad o discapacidad funcional.

La evolución en el tratamiento del dolor neuropático, el que tiene su origen en una lesión de una parte del sistema nervioso, tiene dos retos importantes: detectar en atención primaria a las personas con este tipo de dolor y proporcionarles un tratamiento en los primeros seis meses para mejorar los resultados.

Uno de los cambios en el tratamiento que proponen especialistas en Unidades de Dolor es sustituir los neuromoduladores (antidepresivos y anticonvulsionantes) por parches de capsaicina, compuesto encargado de inhibir la liberación del principal neurotransmisor de los estímulos dolorosos. Esta diana terapéutica actúa directamente en las terminaciones nerviosas cutáneas de la zona afectada, sin efectos secundarios y con un buen perfil de seguridad. Eso sí, el principal requerimiento es que debe realizarse siguiendo las indicaciones de un profesional experto.

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