Cerca de un 20 por ciento de la población española padece dolor crónico, cifra que irá en aumento a medida que la población envejezca. En las unidades de dolor de los hospitales se ha identificado un importante aumento de pacientes que vienen a tratarse el dolor crónico asociado a la artrosis.
El dolor es una de las principales causas de absentismo laboral y pérdida de horas de trabajo y productividad, por encima incluso de enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus o cáncer. La OMS (Organización Mundial de la Salud) estima que la artrosis es la causa de dolor crónico en un 40% de personas en edad laboral. La artrosis se asocia a ansiedad, depresión, trastornos del sueño y problemas de autoestima. De hecho, el dolor crónico puede llegar a incapacitar, pues hace que el individuo que lo padece “se encierre en sí mismo”, y quede aislado en su entorno familiar y social. De ahí que las unidades de dolor busquen integrar a estas personas en todos los ámbitos, para que puedan tener una vida autónoma y tengan una vida social lo más normalizada posible y ganen en calidad de vida.
Combatir el dolor: labor conjunta de pacientes y profesionales sanitarios
El tratamiento del dolor crónico y la mejora de la calidad del paciente requieren un abordaje multidisciplinar. Las unidades de dolor deben coordinar diversas especialidades, que irían desde la psiquiatría y la psicología a la fisioterapia, traumatología o anestesiología. También existen técnicas para sobrellevar el dolor y mejorar nuestra calidad de vida, basadas en el ejercicio físico, técnicas de relajación (mindfulness), taichí, o realidad virtual.